Tú, que caminás desnuda
con elásticos los dedos del tacóny yo, que tengo ganas propiamente tales,
me despeino a solas prostituta
en todos los trinos del ropero y mi condón.
Abro y me despido paragüero sin bastones
de la cornisa muda y en pelotas.
Tú, que desnudás las arrugas de la cama
en tanta curva plena clara oscura
con rulos en los pelos, uñas rojas y aceitunas
a tiritones diente a diente te desnudas.
Tú que hacés los nidos en los pliegues de la vida
tenés hambre del señor del cielo y su llavero
al que como en otros versos y esos puercos
le falta su mano de pintura,
su dedo petitorio
su miembro enhieste o el hisopo mojado en lavandina.
Lo dice el candelero en tu escritorio.
Mi Malena
asomas entre muslos, huevos y mentiras
cortando finamente las cebollas de receta
pues tus brazos rompen nudillos y caderas.
No estoy cojo, estoy de sopas, humoroso
y de pelo rojo cual Quevedo sin maletas
No estás tú rígida en el catre y sus perillas
si no elasticada y rosa en tus mejillas
Punto y coma.
Ida, en silencio, obviamente del jardín
de las colillas y a pesar del cenicero, pensativa.
Tú, con ojos del amor que nace con alitas ya no fumas
y yo con plumas tuyas
las de la almohada por supuesto y grato
del servicio agradecido pago
con dientes proso y con billetes la Malena
lavandera de todos los hombres desdichados
me besa oral eucaristía y panadera.
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