Colonia
Del siglo diecinueve reparan los relojes
le dan cuerda y suman horas infantiles
como copos en los libros de la nieve
y envejecen al modo de los Samsing
Los Mimica venden pan y trigo,
Del siglo diecinueve reparan los relojes
le dan cuerda y suman horas infantiles
como copos en los libros de la nieve
y envejecen al modo de los Samsing
Los Mimica venden pan y trigo,
distantes de trigales se apellidan
arrogantes de su ombligo agropecuario
y de la pulcritud de la nevisca apasionados.
Ciccutti y Pascualini turbios plumorosos
venden brocados italianos, hacen tucco
en los bosques bravas mieles lamen
y con su cúter por callados litorales van.
Duve y Grothe, son teutones de mañío
hablan peumo con voz de coigüe
traen rojas cabelleras de madera olorosienta
para forjar sus originarias ilusiones.
Del puerto, Bourgade Caperán
se fugó de la tortura y los azotes
porque amaba los bailantes días
arrogantes de su ombligo agropecuario
y de la pulcritud de la nevisca apasionados.
Ciccutti y Pascualini turbios plumorosos
venden brocados italianos, hacen tucco
en los bosques bravas mieles lamen
y con su cúter por callados litorales van.
Duve y Grothe, son teutones de mañío
hablan peumo con voz de coigüe
traen rojas cabelleras de madera olorosienta
para forjar sus originarias ilusiones.
Del puerto, Bourgade Caperán
se fugó de la tortura y los azotes
porque amaba los bailantes días
con champán del manantial caliente.
Los Álvarez suceden y sus perfectos huesos
de los Gallo y de las grandes artes
profesan la filantropía limpiamente
Su amor nos salvará de toda culpa.
Los Barría en la iglesia oran
y en la casa a rezos echan pestes
cuando en las puertas del horno
el pan de cada día se les quema.
Los Sepúlveda y Navarro
beben vino en bota, juegan truco
y los hijos, los más bellos del paraje,
junto al viento pelan ajos.
Los Cárcamo plagian cajas de madera
o reparan los motores de los buques
en astilleros de la Armada
y varaderos criminales.
En cambio los Ojeda
soñaban con repúblicas ayer.
Todos devienen de invisibles.
Ningún apellido termina en ese.
Ninguna calle los recuerda.
Sólo son la gente buena
que fue primera piedra.
Pero los sin patria sin dios ni ley
que hablan de los bien nacidos y de la raza
Los Álvarez suceden y sus perfectos huesos
de los Gallo y de las grandes artes
profesan la filantropía limpiamente
Su amor nos salvará de toda culpa.
Los Barría en la iglesia oran
y en la casa a rezos echan pestes
cuando en las puertas del horno
el pan de cada día se les quema.
Los Sepúlveda y Navarro
beben vino en bota, juegan truco
y los hijos, los más bellos del paraje,
junto al viento pelan ajos.
Los Cárcamo plagian cajas de madera
o reparan los motores de los buques
en astilleros de la Armada
y varaderos criminales.
En cambio los Ojeda
soñaban con repúblicas ayer.
Todos devienen de invisibles.
Ningún apellido termina en ese.
Ninguna calle los recuerda.
Sólo son la gente buena
que fue primera piedra.
Pero los sin patria sin dios ni ley
que hablan de los bien nacidos y de la raza
en manteles servidos por los buenos
gobiernan, exterminan y contagian.
gobiernan, exterminan y contagian.
Parientes:
Con un sonido inmenso
y más caligrafía que el hispanoamericano
abruman las palabras de la Prensa Austral:
- gélido país meridional, incólume y ogaño.
Son palabras de otro mundo
y se refieren simplemente a
Río de Los Ciervos, Leñadura
Río Rubens, de Las Minas y pasturas.
Son mineros, cazan lobos,
talan bosques, buscan oro,
son pioneros en los confines
de la pandilla de mi barrio.
y más caligrafía que el hispanoamericano
abruman las palabras de la Prensa Austral:
- gélido país meridional, incólume y ogaño.
Son palabras de otro mundo
y se refieren simplemente a
Río de Los Ciervos, Leñadura
Río Rubens, de Las Minas y pasturas.
Son mineros, cazan lobos,
talan bosques, buscan oro,
son pioneros en los confines
Son jinetes, náufragos de pieles
carteros del olvido y prisioneros.
Yo vivo aquí:
Colón 866.
En la avenida del fulgor y el desamparo.
Vivo a la vuelta de la esquina
recitando el santoral:
Auristela, Vinicio, Antonia y Froilán
Milka, Leopoldo, Zenita, Selmo y Pascual
Caiquén, carancho, tonina
Góndola, confite, piño y vermú.
Chicote, Rubio, Panduro, Pituca
Cúter, birome, ruibarbo y jam.
Palabras
que no escucharé. Jamás.
Reflexiones:
En mi ciudad natal somos distintos.
No olvidamos el idioma del origen
el rocío insobornable de la escarcha
ni la rúbrica del copo ausente.
Todos emigraron a cálidos mejores.
Y a pesar de los cambios de nombre y apellido,
cada cierto tiempo se reconoce el vellocino.
No importan las distancias ni goteras.
siempre los abraza nuestra casa
memorando cines, radios, calafate
los silbidos y los cantos de sirenas
o nuestros balbuceos fantasmales.
Ya que en el presente somos:
Arquitectos, locutores, ingenieros, senadores
Abogados, oculistas, periodistas, profesores.
Somos
ciudadanos ejemplares
Que al tiempo de la esquila y de las pompas
como en toda gran familia con su negra oveja,
se descubre que una de ellas es el poeta
y dos son militares.
Sin embargo, al fin del siglo transcurrido
nos asombra las distancias alcanzadas
por el batallón doliente de olvidados
y de cómo ha crecido la manada
con ese amor intenso y fiel
que siempre lleva un desterrado.